La diputada provincial Andrea Charole presentó el proyecto de ley N° 4089/2019 que crea un Programa de Prevención y Atención de Víctimas de Violencia en el Noviazgo.
“Este programa tendrá por finalidad, informar, concientizar a la comunidad joven, de 16 a 25 años, así como detectar de forma temprana- o durante- la violencia en relaciones de pareja”, explicó la diputada.
También, precisó, “tendrá el fin de promover el funcionamiento de los centros de atención para adolescentes y jóvenes celebrando convenios con las jurisdicciones de las diferentes localidades para su implementación en la provincia y capacitar al personal profesional y no profesional involucrado en el programa”.
Otros ítems del programa tienen que ver con brindar tratamiento psicológico individual y grupal para ambos integrantes de la pareja y sus familias; conformar grupos de orientación y asesoramiento para padres y familiares de adolescentes y jóvenes; realizar talleres de reflexión.
Detalló que habrá centros de atención para adolescentes y jóvenes, los cuales “constituirán un equipo interdisciplinario integrado por abogados, psicólogos, médicos, trabajadores sociales y representantes de organismos que designe la Autoridad de Aplicación, quienes tendrán la obligación de presentar un programa anual que servirá de marco general para que cada institución confeccione”.
Además, cada Centro de Atención contará con un Servicio de Atención y asistencia telefónica gratuita en los casos de violencia en el noviazgo cuya denominación será “línea de violencia en el noviazgo”.
El personal a cargo deberá realizar derivaciones de emergencias pertinentes en caso de detectarse un grave riesgo para la persona denunciante.
La legisladora explicó los fundamentos del proyecto:
“La humillación, el control, a través de revisar celulares y redes; las restricciones, pidiendo que no usen determinada ropa; el aislamiento, hablando mal de sus amigas o de su familia; la manipulación psicológica, pidiendo perdón; prometiendo que van a cambiar culpando a la víctima. Son solo algunas de las formas en que se manifiesta y, a la vez se naturaliza un noviazgo violento. Agresiones cotidianas que experimentan miles de adolescentes en sus primeras relaciones. Muchas son tan imperceptibles que pasan inadvertidas hasta que la violencia se incrementa. Un noviazgo violento tiene todos los ingredientes para volverse invisible, afirman los especialistas en violencia familiar. A la falta de experiencia y a la corta edad de las víctimas, se le suma la idea del amor romántico, que todo lo puede y lo perdona; la dificultad para reconocer la situación y contarla, y la pérdida de la red de contención.
Esta muy arraigada la idea de que esta violencia implica gritos, insultos o golpes, pero se trata de todas las modalidades de vinculación dentro de parejas adolescentes en que se manifieste abuso de poder, ya sea psicológico, físico, simbólico o económico, es decir cuándo se va instalando, progresivamente, situaciones de dominación y de control hacia la joven.
Hay muchos mandatos patriarcales internalizados, como pensar que una mujer solo se realiza cuando está al lado de un hombre, y los primeros noviazgos son una etapa propicia para poder cuestionar estos estereotipos.
Muchas veces, ponerle fin a la relación no es sinónimo de que todo termino. No hay que subestimar las amenazas. Si la joven no cuenta con una red de protección, puede quedar en peligro.
Como bien señalan expertos en materia de Noviazgos violentos, la violencia es una conducta aprendida, previa a la formación de la pareja y no cambia espontáneamente por la voluntad o las promesas. En lo que va de 2019 ya registraron 155 femicidios en Argentina durante la primera mitad de 2019 y 13 de las víctimas tenían menos de 11 años. De los cuales la mayoría fueron realizados por actuales parejas, novios o cónyuges y 85% por ex novios, ex parejas o ex cónyuges.
Los datos muestran una triste realidad, las edades de los femicidas inician a los 13 años. El 70% de las mujeres asesinadas fueron en manos de parejas o ex parejas, ellas creyeron en el amor romántico y en la gran mayoría de los casos las personas involucradas no se reconocen como inmersas en un cuadro de violencia, pues muchas de sus características coinciden con el perfil tradicional de las antiguas familias en las que un varón ejercía el poder absoluto sobre los demás miembros, naturalizando la violencia y ocultándola dentro de la organización familiar y el contexto social del problema.
La violencia contra las mujeres varía en cuanto a la modalidad en la que se ejerce, la edad de la víctima, la relación con el agresor y la duración de la agresión, provocando consecuencias a nivel físico, psicológico, o social sobre las mujeres, las que pueden resultar gravemente heridas e incluso provocar su muerte.
Como bien señala Sandra Barilari, Psicóloga social, los empujones, los tirones de pelo, las cachetadas, las burlas o los insultos son conductas violentas que se presentan más de lo pensado entre los adolescentes y en general pasan desapercibidas o se las interpreta como juegos o expresiones de afecto, pero las repeticiones de estas conductas son típicas de una relación violenta. Este tipo de violencia en el noviazgo adolescente eleva el riesgo de embarazo no deseado, de suicidio, de uso de sustancias ilegales y de contagios de VIH.
Al igual que estas conductas, entre los adolescentes y jóvenes es común y muy frecuente el maltrato psicológico, cuyos indicadores son, en general, amenazas de terminar la relación, acusaciones, descalificaciones y/o celos excesivos. En este tipo de casos, el problema es aún más agudo, ya que éstos no perciben que están viviendo una relación violenta y’ la gran mayoría de estas parejas la identifican como indicadores de cariño y afecto. Con respecto a esto, muchas mujeres que denuncian violencia de género han alertado tiempo después en su recuperación que era evidente la violencia de sus parejas durante la etapa del noviazgo.
La finalidad de este de éste Programa es sensibilizar a la población y reflexionar sobre las formas en que se trasmiten a los jóvenes los estereotipos de género imperantes, reproduciendo una cultura patriarcal que naturaliza distintas formas de violencia y reproduce una discriminación sistemática. El fundamento de la franja etérea que hemos elegido para el desarrollo del presente programa tiene directa relación ya que es cuando se abandona la identidad infantil y se inicia la de adulto. El Estado es quien debe actuar para lograr desterrar los estereotipos tan arraigados en nuestra sociedad, es quien debe dar la lucha para el real cambio cultural.
El Programa propuesto brinda una herramienta que permitirá acercarse al grupo joven y conocer la problemática en sus inicios. Buscará implementar un mecanismo de intervención enfocado principalmente en la prevención, alerta, sensibilización y asistencia de los jóvenes. Esta intervención facilitará la construcción de relaciones saludables sin violencia y la desnaturalización de determinadas conductas pilares socioculturales de la desigualdad en las relaciones interpersonales.
En este espacio los jóvenes tendrán a disposición personas en las que podrán apoyarse, que brindarán no solo contención psicológica sino también asistencia jurídica y médica, creando un real ámbito de confianza para que este grupo joven pueda abrirse, dialogar y ser escuchados sin juzgamientos, ser contenidos y recibir el adecuado tratamiento. El apoyo y la derivación temprana a servicios de asistencia y/o protección son recursos que pueden favorecer la interrupción o modificación de vínculos de pareja basados en el maltrato.
A modo de antecedente, hay una encuesta elaborada por la Defensoría del Pueblo bonaerense que presento datos alarmantes sobre noviazgos violentos, se trata de los resultados de una encuesta que respondieron casi once mil personas. Situaciones de abusos físicos y sexuales y episodios de control y desvalorización, entre las respuestas.
Nuestra legislación ha avanzado notablemente en cuestiones de protección de derechos, tal es así que en el año 2012 hemos sancionado la incorporación del femicidio como figura dentro de nuestro código penal pero lo cierto es que éste. Actúa en cuestiones donde el hecho ya acaeció, es por eso que debemos actuar para prevenir estos actos de desprecio por la vida humana.
Nuestra ley 26.485 establece en su artículo que los tres poderes del Estado deberán garantizar la adopción de medidas tendientes a sensibilizar a la sociedad, promoviendo valores de igualdad y deslegitimación de la violencia hacia las mujeres, la asistencia en forma integral y oportuna de las mujeres que padecen cualquier tipo de violencia, asegurándoles el acceso gratuito, rápido, transparente y eficaz en servicios creados a tal fin, así como promover la sanci6h y reeducación de quienes ejercen violencia.
Es aquí donde se enmarca esta propuesta. Es necesario detectar signos de alerta, prevenirlos y tener en cuenta que no se nace violento, ni se hace violento de la noche a la mañana. Existen actitudes, que, detectados a tiempo, pueden evitar futuros desenlaces fatales.
Es indispensable la tarea de sensibilización y prevención dirigida a jóvenes que están construyendo un vínculo con el proyecto de vivir juntos, y poner en conocimiento que existen ciertas actitudes que evitándolas a tiempo puede frenar situaciones de riesgo o futuras uniones más’ difíciles, como la convivencia o el matrimonio.
Este paso fundamenta no puede realizarse sin analizar previamente que el amor nada tiene que ver con la posesión, donde los factores de los celos abusivos suelen ser confundido con un positivo exceso de cariño. La realidad nos muestra que los femicidios van aumentando año a año y también es cierto que, en la Provincia del Chaco, cuenta con una amplia legislación en materia de violencia –Ley Nº 836-N (antes Ley 4175), y recientemente hemos sancionado la tan esperada Ley la Emergencia Social por Violencia de Género, siendo un avance imprescindible para mujeres víctimas del flagelo y además de políticas activas en materia de prevención.
Este Programa será una herramienta a la hora de prevenir, sensibilizando a los jóvenes y sus familiares sobre la escalada de violencia y alertando a la sociedad sobre este flagelo e informando que detectada a tiempo puede ser de gran ayuda a la hora de prevenir.
Nuestros jóvenes nos necesitan, todas las mujeres de nuestro país están siendo asesinadas en manos de violentos y es nuestro deber hacer algo. Las estadísticas que surgen de las entrevistas a mujeres que han sufrido violencia en la convivencia o en el matrimonio afirmaron que las situaciones violentas tuvieron su origen en el período del noviazgo.
La violencia en los jóvenes ha aumentado con el paso de los años y se ha manifestado en su máxima expresión, los femicidios de cientos de mujeres en los últimos años llama poderosamente la atención como así también las edades de las víctimas. Es nuestra obligación hacer algo. Por todo lo expuesto, es que requiero que mis pares acompañen con la aprobación del presente proyecto de ley», finalizó Charole.
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