Ago 14, 2024 administrador Entretenimiento 0
El sello editorial Leamos de Infobae ha iniciado un ciclo de conversaciones gratuitas con autores destacados de su catálogo. Estas charlas se llevan a cabo en Dain Usina Cultural, situada en el barrio de Palermo. La primera reunión, que tuvo lugar ayer y contó con la presencia de Gabriela Trenchi, autora de Cuerpos envenenados y sobreviviente de prácticas médicas ilegales realizadas por el cirujano Aníbal Lotocki. “Decidí escribirlo porque necesitaba perdonar, sanar y también para ayudar a mucha gente que está dañada”, comentó la autora
Durante el encuentro, Trenchi compartió detalles de su desgarrador testimonio. Sufrió la aplicación no consentida de metacrilato y otras sustancias que le provocaron graves daños físicos y emocionales. En la charla, se profundizó sobre las prácticas antiéticas de Lotocki, que no sólo la afectaron a ella sino también a cientos de otras víctimas, muchas de las cuales murieron por complicaciones derivadas de estos procedimientos.
La inauguración del ciclo de encuentros atrajo a una audiencia atenta y emotiva. Dichos encuentros no solo permiten a los autores y lectores conectar de una manera única y directa, sino que también facilitan el intercambio de ideas y experiencias en un ambiente propicio para el diálogo. La coordinadora de Leamos, Patricia Kolesnicov, presentó el evento y adelantó que la próxima charla el martes 20, va a ser con Yamila Silberman, quien escribió el libro ¿Muy ortodoxa?”, sobre el cambio de vida que la llevó de ser una mujer laica a comprometerse con la religión judía.
En un ambiente cálido e informal, Trenchi narró cómo su vida cambió radicalmente después de caer en manos de Lotocki. La periodista Marinone, quien moderó la conversación, preguntó por las razones detrás del título del libro: Cuerpos envenenados. Trenchi explicó que se debe a las sustancias tóxicas que les fueron inyectadas a ella y a otras víctimas: “Descubrimos, que era un veneno y eso es lo que ha sido contado en el libro”.
La historia de Gabriela Trenchi comenzó con una consulta a Lotocki para una simple intervención de hilos tensores. Sin embargo, las cosas se complicaron rápidamente cuando se enteró de lo que realmente le había sido implantado en su cuerpo. “No es metacrilato ni polimetilmetacrilato, es un biopolímero”, reveló, mencionando que estos materiales peligrosos fueron introducidos ilegalmente y mezclados con grasa y silicona líquida. “Eso lo colocaban en el cuerpo, que es lo que te envenena y lo que hace que el cuerpo reaccione y traiga un montón de enfermedades autoinmunes”, añadió.
La víctima de Aníbal Lotocki habló de su libro «Cuerpos envenenados, editado por Leamos
Sobre los efectos devastadores de las prácticas de Lotocki, Trenchi reveló que lo acusaba de prácticas médicas ilícitas que incluían la operativa de clínicas no habilitadas y la falta de personal médico adecuado. Ella y otras víctimas enfrentaron condiciones deplorables y sin la atención profesional debida durante y después de las intervenciones quirúrgicas. La decisión de someterse a una cirugía fue influenciada en parte por la presión de una relación abusiva en la cual su pareja la maltrataba psicológicamente. La cirugía, realizada con un supuesto cirujano plástico acreditado, resultó ser un error fatal. “Caí en manos de un carnicero que no es cirujano”, dijo Trenchi. Y, concluyó: “Lotocki arrebató mi vida, mis proyectos, no los voy a volver a tener”.
Gabriela Trenchi muestra su libro digital en un teléfono.
Desde el día de la intervención, Trenchi pasó por un verdadero infierno. Describió un episodio traumático en el cual una anestesista no certificada intentó anestesiarla: “El día que me anestesiaron, me dieron una pastilla para quedar semi dormida. Me quería anestesiar una chica que yo creo que ni siquiera era médica”, comentó. Posteriormente, despertó en un estado alarmante, cubierta de sangre y sin tener claridad de lo que le habían hecho a su cuerpo. “Tenía la cama llena de sangre. No entendía nada”, recordó.
A lo largo de la recuperación, Trenchi sufrió dolores extremos y complicaciones médicas severas. Un episodio en particular, relacionado con el síndrome de Guillain-Barré, casi le cuesta la vida en varias ocasiones. “Los médicos me dejaron los ojos abiertos y mi hermano tuvo que traer a un oculista de afuera para que me cosieran los ojos, no me podian poner anestesia así que fue sin anestesia”, relató Trenchi, apuntando a la negligencia médica deshumanizante que enfrentó.
¨Para soportar las adversidades, Trenchi contó con un fuerte apoyo de su familia, amigas y un equipo legal dedicado. “Me ayudaron mucho mi familia, mi hermano y mis amigas. También los abogados me contuvieron mucho”, reconoció. Este respaldo fue crucial para superar dos intentos de suicidio motivados por el dolor físico y la culpa autoimpuesta. “Me eché bastante la culpa muchos años que no me lo podía perdonar”, confesó.
La primera reunión en Dain Usina Cultural sirvió también para homenajear a otras personas afectadas, entre ellas a Silvina Luna, cuya trágica muerte fue recordada por Trenchi. Sobre la memoria de Silvina, Trenchi expresó: “Creo que hoy debe estar orgullosa de que él está preso pero ella no lo pudo ver”. El caso de Trenchi también ha sido emblemático en la lucha judicial contra Lotocki. Aunque se ha logrado una condena, sigue habiendo una sensación de insatisfacción entre Trenchi y otras víctimas. “Siento que la Justicia no actuó como debía”, lamentó Trenchi, señalando las fallas del sistema legal en proporcionar una condena justa y efectiva.
El objetivo de este encuentro fue crear conciencia sobre la importancia del control y la regulación en el ámbito de la cirugía estética, así como fomentar una discusión abierta sobre los riesgos y las medidas de seguridad necesarias. Trenchi dedica una parte significativa del libro a detallar los pasos que las personas deben tomar para asegurarse de que sus cirugías sean seguras. “Tienen que averiguar bien si el cirujano está certificado y si la clínica está habilitada como corresponde”, aconseja la autora.
Trenchi también aprovechó la oportunidad para hacer un llamado a las autoridades sanitarias y a los legisladores: “Presenté la ley Nicolás, que acepten los diputados antes de diciembre para que la mala praxis en general sea resuelta lo más rápido que se pueda”.
La acogida del libro de Trenchi ha generado un notable impacto en el público y ha impulsado un movimiento de apoyo entre las personas afectadas por casos similares. Una de las frases más impactantes y repetidas de Gabriela Trenchi fue: “nunca logré que iba a lograr lo que hice. Nunca pensé que iba a estar parada”.
Estos eventos no sólo son un testimonio del coraje y la resiliencia de personas como Gabriela Trenchi, sino que también representan un motor de cambio para las futuras generaciones que buscan protección y justicia en el ámbito de la salud. La serie de conversaciones continuará durante el mes de agosto y septiembre, con la presencia de otros autores como Yamila Silberman, el psicoanalista Luciano Lutereau y el médico Pablo Asan, quienes darán continuidad a esta iniciativa destinada a enriquecer el diálogo cultural y social.
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