Feb 07, 2020 administrador Regionales 0
Un chico fue hallado colgado de una soga en su casa. Fue reanimado por agentes policiales mediante RCP. Está internado en estado reservado y pelea por su vida. Por otra parte, una chica ingirió varias pastillas.
La ciudad capital del norte amaneció hoy en medio de una conmoción generalizada a raíz de dos hechos de extrema gravedad en los que menores de edad intentaron terminar con sus vidas de manera trágica.
El primero de los sucesos ocurrió en la noche del jueves. A las 22:30, en el periférico barrio Virgen de Guadalupe, situado en el extremo oeste de la ciudad, un chico de 10 intentó ahorcarse en su precaria vivienda del asentamiento sur.
Justo cuando intentaba la acción, fue visto por sus hermanitos menores que dieron aviso a su vecino quien se acercó con celeridad, lo descolgó y dio a viso a la policía a una patrulla del Grupo de Operación Táctica de la policía que recorría la barriada en forma preventiva.
Una vez en la escena, los informados se encontraron con el cuerpo del menor y comenzaron con la práctica de reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que lograron estabilizarlo.
De ahí en más, una ambulancia del servicio de emergencias 107 trasladó al menor hacia el Hospital Central de Reconquista donde ingresó con signos vitales, pero en estado reservado, situación que se mantenía en la tarde del viernes.
Por testimonios de los vecinos “esto tarde o temprano iba a ocurrir” debido a problemas sociales que padecía la víctima. “Estaba con sus hermanitos, sin el cuidado del padrastro; lo hacían cocinar y lavar la ropa”, aseguraron quienes lo veían a diario.
En el lugar trabajaron personal del Destacamento de Guadalupe, del GOT, el jefe de Zona I, subdirector de Policía Guillermo Fabricio Solari, el jefe de la Unidad Regional IX subdirector de Policía Gustavo Daniel Fernández, y miembros del Departamento Científico Forense de la Región 4 Reconquista.
La recientemente designada Delegada Regional de Niñez y Familia de la región, Graciela Cereijo, indicó el área que conduce se encuentra trabajando con asistentes sociales en el territorio para determinar las causas que llevaron a un niño de 10 años a intentar quitarse la vida.
La funcionaria, nombrada en su cargo el miércoles pasado por el gobierno provincial luego de su paso por la esfera social municipal, admitió a medios locales que “no tenemos intervención previa” en el caso.
Fuera de peligro
Cuatro horas antes, en el barrio La Cortada, un enclave urbano del este reconquistense con carencias sociales de todo tipo, una chica de 13 años ingirió varias pastillas mientras estaba en su casa.
A las 18:25 del jueves una comisión policial debió acudir a la vivienda mencionada en la que se entrevistó con un hombre de 66 años, quien dijo ser el abuelo de la menor, y que manifestó que su nieta ingirió varias pastillas y debieron trasladarla en un auto particular al nosocomio local.
Luego, los efectivos policiales abordaron a la madre sobre el posible motivo de la determinación de su hija. La mujer adujo desconocer el motivo. La chica fue examinada por el médico de turno, el Dr. Pablo Camacho, quien confirmó que se encuentra fuera de peligro tras vomitar los comprimidos.
Caso testigo
Cada vez que este tipo de cuadros trágicos afectan a la franja etaria más vulnerabe la memoria colectiva vuelve a instalarse en un caso que tristemente emblemático. El domingo 14 de agosto de 2016, Jésica Noemí Z., de tan solo 11 años, luego de participar en la celebración del Día del Niño en Puerto Reconquista, tomó el cinto de su guardapolvo escolar y se ahorcó, en el interior de su casa.
Fue hallada sin vida con el cintillo del delantal con el que asistía a la escuela alrededor de su cuello. Según describió la policía, los mismos hermanos la bajaron y la acostaron sobre una mesa.
En aquel momento el hecho causó angustia y conmoción en la comunidad norteña en un nivel pocas veces visto. La corta edad de la inocente y la sospecha de que algún motivo oculto la llevó al cuadro de angustia y desesperación, que finalmente la indujo a tomar la drástica decisión de terminar con su vida, sacudieron a Reconquista y su zona.
Al igual que ahora, ni el Estado ni ninguna entidad u organización social llegaron a tiempo para prevenir y contener. Ni siquiera lo advirtieron. Jésica vivía con su familia en el barrio del arenal de la zona portuaria de Reconquista, un barrio de extremas carencias.
De allí en más, en las horas por venir, el fiscal a cargo de la causa caratulada en principio como suicidio comenzó una serie de pesquisas y averiguaciones que dieron un vuelco en la investigación.
Es que luego de la autopsia pudo confirmarse que la menor fallecida era víctima de abusos desde largo tiempo. Y la sospecha primera de que su suicidio habría sobrevenido como consecuencia del calvario que vivía cobró visos de grave realidad.
De acuerdo a fuentes de la Fiscalía IV citadas en las crónicas periodísticas de aquel tiempo, fueron vecinos de la casa donde residía Jésica los apuntados como probables responsables de los abusos. Al parecer, era vox pópuli en el barrio que la madre consentía que vaya a casa de terceros que luego recompensaban ese “favor” con dinero. Con el paso de los años, la causa quedó archivada como suicidio. Nunca hubo imputados.
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